El patio del castillo de Vélez Blanco ha vivido múltiples vidas. Su trayectoria ha sido extraordinaria: de una explosión innovadora y humanista hacia nuevo arte y nuevas ideas importantes en la concepción del patio a principios del siglo XVI a una agitación de enormes proporciones que culminó en su reconstrucción en el Metropolitan Museum de Nueva York; de la generosa expresión de responsabilidad institucional, académica e histórica fundamental para la conservación y protección del patio, al salto heroico de imaginación y tecnología requeridos para posibilitar su próxima recreación. A esta extraordinaria trayectoria, va unida una historia humana de destinos cambiantes, pérdida y separación, artesanía, arte, conocimiento, humor, ambición y colaboración.
La imagen de los dos castillos, que comenzó como una y más tarde fue duplicada y dividida, siempre me ha parecido una invitación única para localizar dónde reside, en efecto, el Arte. Si la decoración de mármol, que ahora está en el Metropolitan Museum de Nueva York, representa la “piel” del patio, la fachada pública, la cara que da la bienvenida a los visitantes, espectadores, asistentes y amantes del arte, ¿qué queda tras su extracción? Sin piel, ¿representa el patio vacío los huesos del Castillo? ¿O fue el patio despojado de su alma? ¿Añade valor artístico e histórico esa separación de sus partes? ¿O, por el contrario, lacra su historia? La fluidez contemporánea que nos permite ocupar ambos espacios con relativa facilidad es nueva y generosa. Si los espectadores y amantes del arte van a cualquiera de los dos espacios, ¿pueden llegar a conocer el alma del castillo? ¿Hay ahora dos almas diferentes? ¿Un alma dividida?
Las propias esculturas del patio están llenas de simetría, duplicación y seres híbridos imaginarios. Es el trabajo de artesanos italianos que, haciendo uso del mármol autóctono, se inspiraron en las formas redescubiertas de la antigüedad. En mi imaginación, el castillo y el patio representan una historia llena acción y movimiento: excavar el pasado con el fin de dibujar el futuro; conectar los puntos que unen la artesanía, el material, el arte y el contexto; formas derivadas de la naturaleza entrelazadas provocativamente con ideas humanistas sobre cultura y progreso.
PROYECTO
La trayectoria de mi propia intersección con estos lugares e ideas increíbles es el resultado de una colaboración continua con la filosofía progresista de Joya: arte + ecología. Su misión proporciona una definición abierta de un ecosistema productivo y sostenible que incluye investigación, restauración, conservación, ciencia, tecnología y arte en un intento de establecer un vínculo significativo entre nuestras sociedades y el medio ambiente. Las raíces de su proyecto prosperan gracias a su compromiso con la historia, la cultura, la economía y las prácticas agrícolas de su espectacular entorno de Almería, España.
Iglesia de San Luis
La exposición en la iglesia del siglo XVI del Convento de San Luis de Vélez Blanco estará compuesta por 16 grandes dibujos, tanto en blanco y negro como a color, que estarán expuestos en ambos lados de ocho marcos distribuidos por la nave y los pasillos de la iglesia. La reaparición de los dibujos en Vélez Blanco hace referencia a la difusión de ideas, formas arquitectónicas y motivos decorativos a través de grabados y dibujos durante el Renacimiento en Italia y España. En una versión contemporánea de un borrador de intercambio de información, nuevos dibujos, inspirados por la historia y el diseño del patio, cruzarán el Atlántico de vuelta a España, quinientos años tras el nacimiento del patio.
Castillo de Vélez Blanco
El dibujo que se realizará sobre el suelo del ahora vacío patio del castillo de Vélez Blanco, se creará como una performance durante un periodo de tres semanas. La obra se convierte en un gesto cultural recíproco de Nueva York a España, señalando el siguiente paso en una conversación continua sobre traslado y regeneración.
El dibujo del castillo reinterpreta los motivos de la decoración del patio creando un paisaje abstracto con un horizonte giratorio. El dibujo se convierte en la actividad que facilita la conexión entre alma y mano, al servicio de la creación de una “piel” nueva y efímera. ¿Es posible imaginar una trayectoria futura para el castillo que sea fuente regeneradora de arte y nuevas ideas, un desfile feliz de nuevas pieles y almas, para crear un punto de encuentro y energía que emane de esta ubicación tan especial? ¿Una trayectoria que celebra su origen al mismo tiempo que invita al cambio? Una trayectoria humana, expresada por la confianza en el trabajo constante de la acumulación de trazos. Un camino abierto y metafórico que alcanza su interior, su superficie, su exterior, y expone un acto de fe interior. Un yo, tanto duplicado como dividido.
Texto del Metropolitan Museum:
"El castillo de Don Pedro Fajardo y Chacón (1478–1546) se alza sobre el pueblo de Vélez Blanco, al norte de la provincia de Almería. Fajardo, educado en la cultura del humanismo, fue regidor del concejo de Murcia durante el reinado los Reyes Católicos y ayudó a suprimir rebeliones moriscas en sus tierras.
Se le concedió el Marquesado de los Vélez y, entre 1506 y 1515, erigió un castillo con un patio central embellecido con ornamentos renacentistas italianos de mármol de Macael tallados por artesanos de Lombardía. Los elementos de mármol del patio fueron vendidos por el propietario del castillo en 1904. George Blumenthal los adquirió en París en 1913 y los instaló en su apartamento de Nueva York.
En 1945, tras su fallecimiento y la demolición de su casa, los aproximadamente 2.000 bloques de mármol fueron llevados al Metropolitan Museum de Nueva York, donde en 1964 se volvieron a montar de la forma más fiel posible a la original."